Estudiantes y colaboradores respondieron al llamado con entusiasmo en vísperas del aniversario de María Auxiliadora. A pesar de las inclemencias del clima, nos congregamos con gratitud y devoción.
En este mes de mayo, lleno de la esencia salesiana, nos encontramos una vez más en SALESIANA para celebrar este momento sagrado del 23 y 24 de mayo. Una procesión iluminada por antorchas nos guió hacia la eucaristía, donde encendimos la llama de nuestra fe y gratitud.
La última novena, celebrada a la luz de las velas en la capilla envuelta en penumbras, nos sumergió en un ambiente de reflexión profunda. Durante la lectura, resonaron las palabras del Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime, quien nos recordó que el ‘Ave María’ encierra un misterio profundo. «Ruega por nosotros, pecadores. Ahora y en la hora de nuestra muerte»: María, en su papel de intercesora, nos brinda la oportunidad de encontrar consuelo y protección en nuestra vulnerabilidad humana. Encomendamos nuestras preocupaciones y temores a su intercesión, confiando en que su presencia nos acompañará en los momentos más difíciles de nuestra vida.
En la Eucaristía, presidida por el Rector, P. Leonardo Gómez, celebramos el amor preventivo de Dios hecho carne. A medida que la lluvia cesó, las antorchas se encendieron, y un grupo de estudiantes y colaboradores mantuvo vivo el espíritu, iluminando el camino hacia un futuro lleno de esperanza.
En este encuentro, nos recordamos a nosotros mismos la importancia de la fe, la unión y el compromiso en nuestra comunidad salesiana. A través de la intercesión de María Auxiliadora seguimos inspirados a seguir adelante, guiados por la luz de nuestro carisma y la certeza de que juntos construiremos un camino prometedor.
¡Que la llama de María Auxiliadora siga ardiendo en nuestros corazones, iluminando el camino de cada uno de nosotros y de nuestra querida SALESIANA!