En un recorrido por el museo de Bogotá, estudiantes de SALESIANA hicieron un ejercicio de descubrimiento, pero sobre todo de autodescubrimiento por la historia de su ciudad.
Parados al borde del marco de la puerta, se pararon al borde del tiempo. Llegaron 60 estudiantes al Museo de Bogotá, en la Cra. 4 #10-18, en el barrio La Candelaria para hacer una arqueología visual por las dinámicas políticas, sociológicas, económicas e identitarias de Bogotá desde el siglo XIX hasta las movilizaciones sociales de 2019 y 2020.
La casona de aproximadamente 403 años de antigüedad enmarca los hitos identitarios de cada localidad como las lenguas que se hablan en Bogotá, exposiciones de grabados y fotografías, las costumbres y nuestro sistema global de ideas como la pequeña Colombia que conforma la capital. “Generalmente los bogotanos son hijos de la migración”, el guía enunció cuando se habló de dos conflictivas realidad que causan más discordia a lo largo de la historia de Bogotá: la parvedad en los medios de transporte y la mezquindad de los ciudadanos con el agua y su cuidado.
En el patio central yacía la declaración de una etnoficción descontinuada: la estatua del fundador de Bogotá, Gonzalo Jimenez de Quesada, antes erguida en el centro de la Plazoleta del Rosario, ahora yace, menos solemne, resguardado en la casona.
general que nos recorre”
Por expresiones antiguas y nuevas, el Museo para los estudiantes se convirtió en un micro laboratorio de imaginación. “Buscamos que las personas no solo tengan conocimiento científico; sino, para ser integral, es necesario saber sobre la cultura general que nos recorre”, así lo estableció César Corredor, Coordinador de la Dirección de Bienestar e Innovación.