Fuente: ACN agencia carabobeña de noticias.
El pasado viernes 19 de enero del 2024, en la Ciudad del Vaticano, el Papa Francisco realizó una audiencia y presentó un discurso a la delegación de la Federación Internacional de Universidades Católicas, con el fin de celebrar el centenario de su fundación. Esta entidad es la encargada de representar a las Universidades Católicas afiliadas frente a las organizaciones y asociaciones internacionales.
La FIUC, además de representar las Universidades Católicas, busca la colaboración y la reflexión colectiva entre sus miembros, para fomentar el apoyo académico en la investigación y la difusión de resultados. Actualmente, está compuesta por 226 Universidades e Instituciones Católicas en el mundo; en Colombia hay siete Universidades afiliadas.
Para empezar el discurso, el Sumo Pontífice recordó, que fue gracias a Pío XII, el papa de la época, quien en el año 1965 fundó la Federación y describió lo siguiente:
“La Federación –como escribe Pío XII– fue instituida «después de una terrible guerra», como instrumento que contribuyese a «conciliar y confirmar la paz y la caridad entre los hombres» (Carta Ap. Catholicas studiorum Universitates, 27 de julio de 1949). Desgraciadamente, este centenario lo celebramos aún en medio de un escenario de guerra, la tercera guerra mundial a pedazos. Por eso es esencial que las universidades católicas sean protagonistas en la construcción de la cultura de la paz, en sus múltiples dimensiones que se tienen que afrontar de modo interdisciplinar”.
A su vez, el Papa hizo una crítica a las Universidades del mundo para que se enfoquen en la educación desde el amor y el deseo del saber, para hacer realidad los sueños de la juventud.
“No es suficiente conceder títulos académicos, es necesario despertar y custodiar en cada persona el deseo de ser. No basta diseñar carreras competitivas, se debe promover el descubrimiento de vocaciones fecundas, inspirar caminos de vida auténtica e integrar la aportación de cada uno dentro de las dinámicas creativas de la comunidad”.
Para concluir el encuentro, el Pontífice invitó a las Instituciones Católicas a no replicar el modelo del miedo que se maneja en la actualidad; donde no se asumen las problemáticas sociales y las necesidades de las nuevas generaciones, pero en cambio, si se fomenta: la desigualdad, la intolerancia, la indiferencia y esto lastimosamente ha contribuido a una sociedad individualista. Para contrarrestar este fenómeno, convoca la intervención a través de la fraternidad y el diálogo, generando así, la construcción de alianzas generacionales e interculturales que favorezcan el bien común, la preservación del medio ambiente y la cooperación con los más necesitados.