Activistas ambientales, colectivos artísticos y recreativos reúnen saberes que muestran el verdadero encanto de Colombia. Así fue la 1° Feria de experiencias comunitarias y populares.
El sábado 19 de noviembre, en SALESIANA se gestó el primero, de tal vez muchos, escenarios de intercambio de saberes en torno a la educación comunitaria. Estos fueron alrededor de cuatro ejes: bibliotecas y huertas comunitarias, fútbol y comunicación alternativa. ¿Qué fue lo que se pensó colectivamente? La decana de la Facultad de Educación, Emilse Galvis identificó que “la educación comunitaria se da justamente en este intercambio. Nos va a permitir aprender y saber qué la pedagogía social tiene un papel fundamental en la transformación social del país. Son procesos que se hacen en los barrios, en los colectivos, en las comunidades, en el sentido de lo común”.
Con actividades de exposición, vitrina de publicaciones, la construcción de un mapa colectivo y hasta concierto de bambuco, alrededor de diez colectivos encontraron un espacio juntos en la 1° feria de experiencias populares y comunitarias: “Este tipo de eventos permiten mantener el tejido real vivo tejiendo comunidad en todo lado, que no son solo las personas que agrupa un territorio, sino comunidades con mismos intereses y unos mismos fines”, Camilo Guechazigua, del colectivo LocoSapiens. “Claramente buscamos tener un espacio de formación para crear ciudadanos y ciudadanas de alta intensidad que logren tener una incidencia política local contundente”, Jose Peña, gestor de juventudes de la localidad séptima de Bosa y gestor de Bacatá Resiste. “El fútbol-mercado moderno es excluyente. Muchos de nuestros chicos piensan que si no tienen los ingresos suficientes no acceden a la práctica deportiva amateur o semiprofesional. Con estos escenarios, les posibilitamos a los chicos de los barrios populares un lugar para la formación deportiva”, Kevin Romero, cofundador y profesor de la escuela de fútbol popular, Por la Banda Izquierda. “Participar en experiencias como estas nos permite tejer contactos y expandirnos con otras actividades en otras localidades”, Laura, editora de la Biblioteca popular La Lola, en Suba.
Con este canon de voces, infinitamente distintas en la base, pero unificados en la cima; solo pudo darse un sentido en la 1° feria de experiencias populares y comunitarias: empoderamiento. “Estamos contentos, hemos visto muchos desafíos de la educación comunitaria en diálogo también con las instituciones y la academia, por eso creemos necesario que es importante ampliar el diálogo para conocer otras voces, otras historias que sabemos que se están dando en Bogotá y la región”. Emilse enmarcó la jornada como bellísima y que con enseñanzas como estas el programa de Licenciatura en Educación Comunitaria tenga un enriquecido marco epistémico y en campo de acción.
